Y, al final, ¿para qué? Juan no logró que Herodes se separara de Herodías, lo único que logró fue que lo matasen. ¿Le valió la pena? La respuesta siempre es «sí». Y podemos afirmar, sin ninguna duda, que, de haber sabido cómo sería su final, Juan hubiera hecho exactamente lo mismo. Porque su misión iba mucho más allá de Herodes: él, que señaló con su dedo al Cordero, es la flecha que apunta al Crucifijo. Es el mayor de los nacidos de mujer.
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